martes, 10 de junio de 2008

Yo ya no puedo más


Saludos cordiales señoras y señores, soy Spencer, Lajuana Spencer. Funcionaria conversa, en algún momento pasado opté por "la privada", llegando a adoptar la competición como medio de realización personal hasta que un día la enorme losa de la autosuperación se precipitó violentamente sobre mí, dando lugar a una dolorosa muerte por aplastamiento. Fueron tiempos gloriosos. En aquella época yo me hacía llamar Bancroft, Gunila Bancroft. Sabía hablar con suma perfección en 3 idiomas y escribía intachablemente en otros dos completamente diferentes (hoy por hoy me acuerdo tan solo de un idioma escrito y de algunos insultos hablados y escritos muy recurrentes de los demás); había estudiado un total de 3 licenciaturas, titulándome en una de ellas (ADE) gracias al esfuerzo de mi padre y en otra (ADE) gracias al esfuerzo de mi hermana gemela (durante la tercera licenciatura, ADE, me atraganté apasionadamente con parte de uno de mis profesores en plena revisión de examen, organizándose un escándalo en el que intervinieron, primero, un bedel que interpretando de manera muy equivocada las circunstancias trató de unirse al evento logrando una clarísima satisfacción además de algunos aplausos y, más tarde, un médico de urgencias, dos enfermeras, un sacerdote que me aplicó la extremaunción por el lamentable estado de salud y por unos pecados evidentes, además de una de las chicas de la limpieza que se encargó de lo del bedel. Tuve que renunciar a seguir mis estudios en la universidad por culpa de los, a partir de entonces, nada afortunados comentarios vertidos por los que se hacían llamar mis compañeros); también poseía un máster en dirección de empresas, diversos cursos que trataban de la dirección de empresas, certificados de asistencia a charlas acerca de la dirección de empresas, dos caniches (uno blanco y uno negro), varios hamsters (hembra), una iguana (de chocolate) y un Rey Mago (de carne y hueso, con apariencia de chocolate).
Dado mi brillante expediente académico logré encontrar trabajo de administrativa en una importante multinacional ganando el salario mínimo interprofesional, con la categoría de becaria. Me lié con mi jefe y sin embargo no logré ascender. Me enamoré de mi jefe pero mi puesto seguía siendo el mismo de siempre. Tuve un hijo con mi jefe pero nada hacía presagiar un avance en mi vida profesional. Escupí a mis compañeros y pasé al paro. Demasiado sacrificio para tan pocos resultados. Me vi de pronto al borde del suicidio, próxima a morir por amor. Mientras cruzaba la calle distraída pensando en todo lo sucedido, a puntito estuvo de atropellarme un Seat Marbella. Fue entonces cuando decidí comprarme un coche para no morir por nadie pero me empotré contra la férrea defensa de la selección italiana de fútbol. Todos (mi hijo, los futbolistas y yo) resultamos muertos.
Tras cuatro meses de reflexión después de todo lo sucedido decidí cultivar mi vocación de servicio al ciudadano, razón por la que oposité y además aprobé. A la primera.
Hoy por hoy (y ayer por ayer, porque ya hace tiempo) me he convertido en alguien más o menos subordinado dentro del organigrama de mandos del INSS (Instituto ¿Nicaraguense? de la Seguridad Social). Pero, ¿qué es el INSS? Es una de las tres provincias lógicas integrantes del gran Estado popularmente conocido como Seguridad Social (junto a la TGSS y al ISM, acrónimos estos dos también de Instituto ¿Nicaraguense? de la Seguridad Social).
¿Por qué este blog? Para pasar un rato comentando desde mi punto de vista historias del INSS que bien pudieran ser reales, que bien pudieran no serlo. Historias que (me) ocurren, historias que intuyo, historias que me gustaría que se sucediesen o historias "porquesí". Y esto, espero que al menos una vez a la semana.
¿Alguien ha visto al señor SICRES?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante. Has leído últimamente a Eduardo Mendoza, ¿verdad? :)

Pedro Chincoa dijo...

Curiosa vida de lajuana Spencer. Por segunda vez en la historia, la SS (Seguridad Social) es la medida de todas las cosas trasnsitorias.

Un saludo.

Anónimo dijo...

yo te amo juana

Anónimo dijo...

No eres más que la típica funcionaria quemada con su trabajo. No tienes ni puta idea de lo que son el respeto y la decencia.
Y además, tu fealdad es terriblemente asimétrica. Joder, qué asco

D. dijo...

Ja ja ja, bonito cuento. te ha faltado poner al pincipio. Esta historia esta basada en hechos reales.